Saltar al contenido

EPI y yo

Tal y como os comentaba en la última entrada, comencé con la EPI el día 6 de marzo. Para los que no sepáis lo que es, os dejo una pequeña explicación.

Las lesiones tendinosas son difíciles de tratar, entre otras cosas porque los tendones tienen una estructura bastante desconocida y no están claras cuales son las terapias para curar un problema tendinoso, más o menos van probando a ver que es lo que funciona. Además, a esto hay que unirle que el riego sanguíneo en el tendón es prácticamente nulo y si no hay sangre, no hay plaquetas y sin ellas no hay curación.

En teoría el concepto que habitualmente se tiene de tendinitis es falso, la inflamación se produce solo durante la fase aguda de la lesión que más o menos en 7 días pasa, por lo que si no se trata en ese tiempo, los antiinflamatorios dejan de tener sentido. Esto explicaría por qué muchas supuestas tendinitis no mejoran con antiinflamatorios.

Una vez superada la fase aguda-inflamatoria, lo que sucede es una desestructuración de las fibras de colágeno del tendón, vamos que a la vista aparece un pupurri de hilos en vez de unas fibras bien colocadas. Esa degeneración produce dolor crónico que no mejora con las terapias habituales contra procesos inflamatorios.

La EPI (Electrólisis percutanea intratisular) consiste en introducir una aguja de acupuntura en la zona dañada del tendón (o cualquier otro tejido blando), que se localiza mediante ecografía. Una vez pinchada la zona chunga, se sueltan unas pequeñas descargas eléctricas (de unos 5 segundos de duración) que producen electrolisis y con ello unas especie de ácido que va quemando las zonas dañadas.

Básicamente se producen microlesiones en el tendón para estimular la reparación del mismo. Esto, combinado con un programa de ejercicios adecuados que estimulen la formación de colágeno ayuda muy mucho a que un tendón chuchurrío termine por parecerse bastante a uno sano. Duele bastante y te deja tocado unos días, pero después de tanto tiempo probando cosas, eso es lo de menos.

Total que empecé el tratamiento que me dejó cojeando 3 días. Al cuarto día empezó a remitir y fui introduciendo rodajes de modo paulatino hasta que el día 13 tocó pinchar por segunda vez.

La segunda vez fue mejor que la primera, la sesión fue igual de dolorosa pero en lugar de cojear tres días, solo cojeé dos :). Por un problema familiar, no pude entrenar a penas esta semana pero mi dolor plantar fue mejorando bastante.

Tanto que tras el tercer pinchazo el pasado viernes, las molestias duraron a penas esa tarde y el sábado ya estaba como nuevo.

Resumiendo, las plantas han mejorado mucho, los tendones de aquiles siguen doliendo al tacto pero no al correr y confío en que poco a poco siguiendo el programa de ejercicios a rajatabla, terminen por desaparecer del todo esas molestias. Los rodajes han aumentado hasta los 40km semanales en 4 días, eso sí solamente rodajes en zonas 1 y 2 que hoy por hoy equivalen a rodar entre 5′ y 5’30»/km.

Esta semana intentaré rodar 5 días e incluso hacer 12km el fin de semana. El fisio me ha dado 3 semanas de descanso sin pinchazos, teniendo en cuenta la mejora, para ver como evoluciono.

Ahh, el día 22 visité al famoso traumatólogo en la prestigiosa clínica madrileña y más me valdría no haber ido porque sin mirar prácticamente nada me mandó continuar con mi programa de fortalecimiento y esperar dos meses para ver la evolución… una eminencia el tío.

Si todo va bien, que eso espero, a partir de la próxima semana empezaré a colgar de nuevo los entrenamientos con regularidad.

Saludos!

1 comentario en «EPI y yo»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *